Mtra. Patricia Piñones[1]
“En tiempos de incertidumbre y desesperanza,
es imprescindible gestar proyectos colectivos
desde donde planificar la esperanza junto a otros”.
Enrique Pichon Riviére
Introducción
A principios de marzo del año en curso, el Departamento de Salud Mental de la Organización Mundial de la Salud llamó a que además de cuidar la salud física, es necesario atender la salud mental de las personas. Asimismo, propuso algunas disposiciones para tratar trastornos como la ansiedad, la depresión y el estrés que se pueden producir durante el aislamiento y/o como consecuencia de las noticias falsas que se comparten en las redes sociales u otros medios. Algunas de las recomendaciones propuestas para la población en general son las siguientes:
Primero. No atribuir el COVID-19 a ningún grupo étnico o nacionalidad.
Segundo. Ser empático, no usar sobrenombres despectivos o etiquetas discriminatorias. Las personas que están siendo tratadas por COVID-19 después de recuperarse podrán continuar su vida con sus trabajos, sus familias y seres queridos.
Tercero. Es normal sentirse triste, confundido, asustado o enojado durante la crisis. Evite ver, leer o escuchar fuentes de información poco confiables o aquellas que, por su estilo narrativo, le producen ansiedad o le hacen sentirse afligido. Continúe hablando con familiares y amigos por medio del teléfono o correo electrónico.
Cuarto. Proteja su salud mental manteniendo una dieta adecuada, duerma en su horario habitual y haga ejercicio. Apoye a sus seres queridos tratando de mantener un ritmo de vida cotidiano en la medida de lo posible.
Quinto. Encuentre una oportunidad para compartir historias o la imagen positiva de personas que se han recuperado y tienen la disposición de compartir sus historias.
Sexto. Muestre respeto por los cuidadores y trabajadores de la salud que apoyan a las personas afectadas con COVID-19. Reconozca el papel que juegan para salvar vidas y mantener seguros a sus seres queridos.
Séptimo. El Departamento de Salud Mental también consideró que es importante consultar la información relacionada con el seguimiento de la enfermedad por intervalos durante el día, de manera organizada o en un horario establecido, puesto que el exceso de noticias puede hacer que las personas experimenten ansiedad. Asimismo, hace una invitación a atender a hechos y datos compartidos por las autoridades de salud locales y especialistas. Organización Mundial de la Salud[2].
En México, el Consejo Nacional de Salubridad acordó la declaratoria de emergencia sanitaria por causa de fuerza mayor, para atender la epidemia de enfermedad generada por el virus SARS-CoV2 (COVID-19), declaratoria emitida en el DOF, el 30 de marzo 2020.
Sabemos que una de las medidas de prevención entre la población para contrarrestar la propagación del COVID-19 es el distanciamiento social, lo que inevitablemente (ante tensiones anteriores, aislamiento prolongado y condiciones particulares de carácter económico, marginación y hacinamiento), trae consigo sentimientos y prácticas a veces nocivas a la salud física y emocional de las personas que se encuentran en situación de distanciamiento social.
En el futuro próximo, es previsible vislumbrar semanas complicadas por múltiples razones y muy diversas circunstancias específicas de millones de familias y hogares, cuando además sabemos que “algunas de esas casas no son siempre refugio sino, en tanto espacios cerrados y estrechos, son tensos, y en ocasiones violentos para mujeres, niñas y niños, personas mayores y/o para personas con discapacidad. Ante esta realidad, el aislamiento representa un riesgo tan serio como contagiarse y enfrentar la enfermedad[3].
Es frecuente que en emergencias sociales y esta es una de ellas, las personas sientan miedo por el contagio, amenaza de sus vidas, a la seguridad y al funcionamiento de la cotidianidad, lo que genera diferentes grados de temor hasta llegar al pánico, malestar depresivo y problemas de conducta. Las medidas de aislamiento también pueden traer respuestas de enojo, frustración, indignación y desesperación; aumento del riesgo de abuso de sustancias y de conductas violentas.
Por lo anterior es necesario considerar los efectos en la salud mental, el bienestar y la integridad de muchas personas, mujeres y niñas en particular y de algunas otras personas en condiciones de vulnerabilidad.
La emergencia del coronavirus tiene que mirarse con un enfoque de género y derechos humanos, así como pensar en planear, desarrollar e implementar acciones intersectoriales y multidisciplinares.
Justificación
De acuerdo con las estadísticas de incidencia delictiva, en el primer bimestre de 2020 el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) indica que, el confinamiento social puede recrudecer los casos de violación, abuso sexual, violencia física y hasta feminicidio perpetrados por parejas, exparejas y otros familiares de las víctimas. Por ello, es fundamental tomar medidas urgentes que protejan de la manera más amplia posible a las familias mexicanas, atendiendo al tema de la salud mental de la población, siendo urgente poner atención a indicadores como el relativo a la violencia que se perpetra en el interior de las familias, y que en la estadística delictiva del país se expresa en violencia familiar, violencia de género, incumplimiento de obligaciones de asistencia familiar y otros delitos contra la familia.
De acuerdo con datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), entre los meses de enero y febrero de 2020 se iniciaron 33 mil 645 carpetas de investigación por el delito de violencia familiar; esta cifra implica un promedio diario de 560.75 denuncias, considerando que febrero tuvo 29 días, o bien un promedio de 23.3 por hora.
A esa suma se suman tres mil 686 casos más por el delito de incumplimiento de obligaciones de asistencia familiar, en las que la mayoría se derivan del no pago de pensiones alimenticias. La cifra mencionada implica un promedio diario de 61.4 casos por día, y de 2.55 casos por hora.
En el apartado de “otros delitos contra la familia”, el SESNSP cuenta con un registro de dos mil 77 denuncias, lo que equivale a un promedio de 34.61 casos al día, mientras que, por el delito de violencia de género distinto a los otros delitos contra la familia, se contabilizaron 482 casos, es decir, un promedio de 8 denuncias por día.
Estos datos muestran que hay 14 entidades del país en las que, en el primer bimestre del año se rebasaron las mil denuncias, en cada una de ellas, por el delito de violencia familiar. La que tiene la cifra más elevada es la Ciudad de México, con cuatro mil 546 casos; en segundo lugar, se encuentra Nuevo León, con dos mil 570; en tercer sitio se ubica el Estado de México, con mil 879 casos; en cuarto lugar está Jalisco, con mil 728; y el estado de Guanajuato se ubica en quinto sitio, con mil 640 casos.
En orden descendente, a estas entidades les siguen: Baja California, con mil 639 denuncias por el delito señalado; Chihuahua, con mil 553; Coahuila, con mil 542; Veracruz, con mil 538; Puebla, con mil 533; San Luis Potosí, con mil 243; Tabasco, con mil 165; Oaxaca con 1,073; y Tamaulipas, con mil 42.
Wendy Figueroa Morales, directora de la Red Nacional de Refugios A.C, dijo en entrevista con Sin Embargo que mientras más tiempo conviva una persona con su agresor, el estrés incrementa y los conflictos están más presentes. La especialista consideró que, ante una cuarentena, el aumento de la violencia contra las mujeres sería casi inminente porque la experiencia así lo ha mostrado.
“Por ejemplo, en navidades, en vacaciones, cuando la convivencia es constante. Si no van a salir, la ansiedad que se genera, y si no tenemos el manejo de ansiedad, explota, y si a eso le sumas que hay una historia de violencia, pues (es) el foco rojo”.
La Presidenta del Inmujeres, Nadine Gasman (26 de marzo 2020) señaló que “La violencia hacia las mujeres en el marco de las relaciones de pareja es un problema de importante magnitud, que puede agravarse ante la necesidad de permanecer en confinamiento en los hogares. En hogares ampliados o compuestos, y que también aumenta el riesgo de violencia sexual para niñas y jóvenes”.
También dijo que hay que atender en esta contingencia “al tema de los cuidados, del cómo nos hacemos cargo las unas de los otros y los otros de las unas, ya que este, es un problema de salud pública con particular connotación social”.El trabajo de cuidado no es equitativo ni igualitario, las mujeres en general en México trabajan tres veces más en el trabajo domésticos y cuidado de personas que los hombres (mujeres 39 horas semanales versus los hombres que dedican 14 horas semanales).
La etapa de confinamiento no es razón para aceptar ningún tipo de violencia y sabemos que los servicios de atención a la violencia contra las mujeres seguirán funcionando en todo el territorio nacional, ya que son parte de los servicios esenciales y están a la disposición de las mujeres, sin embargo nunca serán suficientes y es ahí que se convierte en esencial incrementar y diversificar servicios que atiendan en esta contingencia, a la salud psicológica y psicosocial, así como a la atención de la violencia de género que se presente en los próximos meses, y siempre desde una perspectiva de género y de derechos humanos, considerando las intersecciones que dan cuenta de la complejidad de la problemática y por ello de la necesidad de desarrollar estrategias que respondan a ello.
Qué proponemos hacer
- Coadyuvar a la atención psicosocial de riesgos en las familias por COVID 19, a través del acompañamiento psicosocial para afrontar los impactos del distanciamiento social.
- Contribuir al entendimiento de lo que está pasando; al cómo procesar este difícil momento social; y también, llegado el momento, cómo regresar a la normalidad de una vida cotidiana en la que habrá, muy probablemente, más pobreza y más desigualdad.
- Generar recomendaciones para la población general sobre la gestión psicológica de la crisis por COVID 19 (información, evitar sobreinformación, comprender situación actual y su temporalidad, adaptación de hábitos)
- Atender a la configuración de formas creativas, como plan de emergencia, para un aislamiento sin violencia a través de la creación de líneas de atención y espacios hashtag para quienes tienen acceso, así como la creación de redes, grupos de apoyo solidario y de ciudadano al que se incorporen instancias de salud, de procuración de justicia y, por supuesto, la ciudadanía.
- Generar, hacer acopio y distribuir abundantemente directorios que direccionen a las mujeres a solicitar ayuda en caso de violencia en cada una de las entidades federativas y asegurar que el personal que brinde el servicio haya sido sensibilizado y capacitado.
Por qué
- Porque es necesario atender a necesidades de poblaciones específicas de las personas que durante 30 días permanecerán en condición de confinamiento social.
- Porque es necesario diseñar acciones que mitiguen los impactos negativos, la atención frente a la sobrecarga de cuidados y la reducción del riesgo de violencia sobre personas con mayor vulnerabilidad (niños, niñas, mujeres, personas adultas mayores, personal de servicio doméstico, cuidadoras de personas dependientes). Estas acciones han de atender a condiciones específicas económicas, de hacinamiento y prevalecientes de violencias.
- Porque es fundamental coadyuvar a que, en los espacios familiares, estén protegidos e informados a través del apoyo que promueva medidas tales como: proporcionar a quienes conforman una familia, información sobre cómo protegerse en el ámbito de la interacción social en esta condición de confinamiento; promover las mejores prácticas de interacción familiar sin violencia ante el cotidiano y las tareas de cuidado; brindar y construir en colectivo, herramientas de afrontamiento a los impactos del COVID 19.
La finalidad es contribuir a mitigar los posibles efectos negativos del confinamiento sobre la convivencia y el bienestar de quienes se encuentran en condición de aislamiento social.
Cómo hacer
A través del desarrollo de estrategias de acción que aseguren, la dignidad y los derechos de las personas al enfrentar la emergencia e impedir situaciones de tensión y violencias en el hogar como espacio de confinamiento, esto a través del desarrollo de estrategias:
- De atención a la salud física y emocional de quienes integran el espacio familiar de manera equitativa y responsable;
- Que reconozcan el rol de las mujeres en el hogar sin sobrecargarles en las cuestiones de cuidado atribuido básicamente a ellas, para que la contingencia sanitaria y el confinamiento, no intensifique la carga;
- Que promuevan la repartición de tareas entre hombres y mujeres que conforman el espacio familiar;
- Que revisen las condiciones de las mujeres trabajadoras del hogar (Seguro médico habilitado, salarios, descanso) y atender a las estrategias de promoción
- Que atiendan a la violencia y a los recursos necesarios para su prevención, atención y erradicación en esta contingencia y hacia el futuro inmediato.
- Que atiendan a las medidas de seguridad y a las órdenes de protección y que, por el confinamiento, pongan en riesgo la integridad de las mujeres de cualquier edad.
- De información, líneas seguras, redes de apoyo entre otras;
[1] Feminista, Licenciada y Maestra en Psicología por la Facultad de Psicología de la UNAM.
[2] Mental Health Considerations during COVID-19 Outbreak. Recuperado de: https://www.who.int/docs/default-source/coronaviruse/mental-healthconsiderations.pdf?sfvrsn=6d3578af_2
[3] Lucia Melgar Palacios, Pandemia de desigualdades 26 marzo, 2020)