Miguel Mora
París, 9 sep 2013
- Una declaración de derechos y deberes cuelga en el tablón de los centros públicos
- Los musulmanes critican la prohibición de símbolos religiosos
- Francia salva de la austeridad a la escuela
- Los deberes del alumno republicano
- La ‘rentrée’, en cifras
La Carta de la Laicidad, una declaración de principios, derechos y deberes republicanos compuesta por 15 “mandamientos”, cuelga desde este lunes en lugar bien visible en las más de 55.000 escuelas públicas francesas, aunque unos 8.800 centros privados y concertados —en su mayoría católicos— han quedado eximidos de exhibirla. La declaración, que se expondrá desde infantil hasta bachillerato junto al lema de la República (Libertad, Igualdad, Fraternidad) y la Declaración de los Derechos Humanos y del Ciudadano, es una de las novedades que aporta la “refundación de la escuela republicana”, la ambiciosa reforma educativa impulsada por François Hollande y elaborada por el ministro de Educación, Vincent Peillon, que fue aprobada el pasado 8 de julio.
El objetivo de la carta es reforzar la enseñanza del laicismo y la promoción de la igualdad entre alumnas y alumnos, aunque el Gobierno socialista ha decidido retrasar las clases de moral laica y ciudadana hasta 2015.
El texto, que subraya en su artículo 14 la prohibición de prendas o distintivos religiosos “de forma ostensible”, ha suscitado las críticas de algunos sectores de la comunidad islámica, que reúne a seis millones de personas en Francia, porque considera que hace demasiadas referencias al velo islámico, prohibido en Francia desde 2004.
“Demasiada gente tiene una representación errónea del laicismo”, ha replicado este lunes el ministro Vincent Peillon al presentar la carta ante la prensa; “para algunos alumnos, el laicismo es hoy antes que nada una prohibición, una amenaza, cuando es justo lo contrario. El laicismo es lo que permite a cada uno construir su propia libertad respetando la de los demás”.
La carta afirma en su artículo primero que Francia es una república “indivisible, democrática, social y laica”, que “asegura la igualdad ante la ley de todos sus ciudadanos”, y “respeta todas las creencias”. El artículo 2 explica que “la República laica organiza la separación entre religión y Estado” y recuerda: “No existe una religión de Estado”. El tercero establece que el laicismo “garantiza la libertad de conciencia”: “Cada uno es libre de creer o de no creer y puede expresar libremente sus convicciones”.
El sexto mandamiento recuerda que el laicismo en la escuela “ofrece a los alumnos las condiciones para forjar su personalidad, ejercer su libre albedrío y aprender ciudadanía”, y les “protege de todo proselitismo y toda presión que les impida hacer su libre elección”. El séptimo asegura a todos los estudiantes “el acceso a una cultura común y compartida”. La Carta del Laicismo garantiza además “la libertad de expresión de los alumnos” (artículo 8), el “rechazo de todas las violencias y las discriminaciones” y “la igualdad entre niñas y niños” (artículo 9), pero también obliga al personal escolar a “transmitir a los alumnos el sentido y los valores del laicismo” (artículo 10).
Los artículos 12, 13 y 14 recuerdan a los estudiantes los límites de su libertad: no pueden “discutir los contenidos de lo que se les enseña” ni “exhibir ostensiblemente símbolos o prendas religiosas” ni faltar a las clases “alegando motivos religiosos o políticos”. El más polémico es el artículo 14, que afirma: “En los centros públicos, las reglas de vida en los diferentes espacios (…) respetan el laicismo. Está prohibido portar signos o prendas con las que los alumnos manifiesten ostensiblemente su pertenencia religiosa”.
El presidente del Consejo francés del Culto Musulmán, Dalil Boubakeur, ha dicho que ese artículo “se refiere al islam y lanza una mirada oblicua sobre la religión musulmana”, y expresó su temor a que los musulmanes de Francia se sientan “estigmatizados”. Al ser preguntado por la presunta islamofobia de ese texto, el ministro socialista descartó que se refiera a una religión concreta. “Se equivocarían profundamente”, ha afirmado Peillon. “El laicismo no se refiere a una religión en particular porque precisamente las pone a todas en situación de igualdad. En la escuela de la República no se recibe a pequeños musulmanes, pequeños judíos, pequeños protestantes o pequeños agnósticos, se recibe a alumnos de la República”.
Las primeras críticas de educadores y padres han incidido en que el texto no aborda las cuestiones prácticas relacionadas con el respeto del laicismo, como los menús de los comedores y las celebraciones religiosas.
El Defensor del Pueblo francés, Dominique Baudis, ha decidido este lunes que pedirá aclaraciones al Consejo de Estado sobre la aplicación de las normas laicista: “Es urgente precisar las reglas del juego”, ha precisado, “sobre todo en lo que se refiere a dos asuntos: los auxiliares voluntarios, los acompañantes ocasionales, como las madres, y los empleados del sector privado que trabajan en las guarderías subvencionadas por el Estado”.
La ‘rentrée’, en cifras
Los objetivos de la reforma educativa socialista, promulgada en Francia el 8 de julio, son permitir a los alumnos aprender más, para que todos puedan tener éxito, y formar a los ciudadanos del futuro. Francia tiene en este momento 12,2 millones de alumnos, 64.300 centros públicos y privados y 841.700 profesores. Para el nuevo curso, el Gobierno ha contratado a 8.200 nuevos profesores (3.350 en primaria, 4.200 en secundaria, el resto en formación profesional), y ha firmado 28.000 contratos subvencionados de auxiliares para tres tareas básicas: ayudar a los directores, reforzar los centros con dificultades y mejorar la atención a los alumnos discapacitados.
Con el fin de favorecer el regreso de las madres al mercado laboral, la escolarización se adelanta a los tres años y entra en vigor la semana de cuatro días y medio en primaria. La reforma eleva el número de días de colegio, que pasará de los actuales 144 por año (el más bajo de los 34 países de la OCDE) hasta los 180. La novedad afectará este año a uno de cada cuatro escolares de primaria, es decir, a 1,3 millones de alumnos.
El Informe Pisa de 2009, sitúa a Francia en el puesto número 21 del mundo por calidad educativa, aunque tiene uno de los sistemas más caros. El coste por alumno de primer grado es de 5.870 euros, frente a los 11.470 euros que se gasta en el Liceo general y tecnológico.
La Carta de la Laicidad
1. Francia es una República indivisible, laica, democrática y social que respeta todas las creencias.
2. La República laica organiza la separación entre religión y Estado. No hay religión de Estado.
3. El laicismo garantiza la libertad de conciencia. Cada cual es libre de creer o de no creer.
4. El laicismo permite el ejercicio de la ciudadanía, conciliando la libertad de cada uno con la igualdad y la fraternidad.
5. La República garantiza el respeto a sus principios en las escuelas.
6. El laicismo en la escuela ofrece a los alumnos las condiciones para forjar su personalidad les protege de todo proselitismo y toda presión que les impida hacer su libre elección.
7. Todos los estudiantes tienen garantizado el acceso a una cultura común y compartida.
8. La Carta del Laicismo asegura también la libertad de expresión de los alumnos.
9. Se garantiza el rechazo de las violencias y discriminaciones y la igualdad entre niñas y niños.
10. El personal escolar está obligado a transmitir a los alumnos el sentido y los valores del laicismo.
11. Los profesores tienen el deber de ser estrictamente neutrales.
12. Los alumnos no pueden invocar una convicción religiosa para discutir una cuestión del programa.
13. Nadie puede rechazar las reglas de la escuela de la República invocando su pertenencia religiosa.
14. Está prohibido portar signos o prendas con las que los alumnos manifiesten ostensiblemente su pertenencia religiosa.
15. Por sus reflexiones y actividades, los alumnos contribuyen a dar vida a la laicidad en el seno de su centro escolar.
FUENTE: http://sociedad.elpais.com/sociedad/2013/09/09/actualidad/1378730767_206920.html