Mario Bunge
La historia que contaré sucedió hace casi medio siglo, cuando Grecia era aún un reino. Ocurrió en una aldea fundada por espartanos que huían de la arrolladora invasión otomana. La aldea fue llamada Lákones, en recuerdo de la tierra natal, pero los lakonides son cualquier cosa menos lacónicos.
Lákones es una aldea sin pretensiones, montada sobre una cumbre, a salvo de piratas. Sus habitantes gozarían de una vista maravillosa del Mar Jónico si lo miraran, cosa que nunca hacen. No tienen tiempo: cuando no trabajan, conversan.