Achille Campanile
Molière solía leer a la cocinera sus propias comedias apenas escritas, para ver qué impresión causaban en una mente simple. En esto no hay nada de extraño. Como máximo, lo único de extraño es que Molière tuviese cocinera. Se sabe que el juicio de los expertos sobre las obras literarias es siempre viciado, o partidista, o tendencioso y, en todo caso, no genuino. En consecuencia, nos parece estupendo el expediente de Molière.
En realidad, ahora que pienso, no sé si era sólo Molière el que procedía de tal forma y no hacían lo mismo también Balzac, Sardou y otros. Lo he oído decir a varias personas, y parece ser que casi todos los escritores franceses solían leer sus obras a las respectivas cocineras. Y huelga decir con cuánta alegría por parte de las cocineras.