Querido Luis: Me quedé estupefacto al saber que te habías quitado la vida. Como advierte Héctor Aguilar Camín, al hacerlo ejerciste, una vez más, la del estribo, tu libertad, enemiga del automatismo sumiso y el sometimiento resignado.
Pero parecías muy entusiasmado por la inminente publicación de tu nuevo libro, una vuelta más al 68 que has narrado como lo viviste, sin plegarte a los cánones de la mitología que se ha erigido sobre los hechos que en aquel año sacudieron al país. Sigue leyendo