En atención a la demanda de un particular, un juez federal —en lo que se antoja una interpretación armónica de los derechos humanos—, ordenó a la Secretaría de Seguridad Pública del gobierno de la Ciudad de México que retirara el bloqueo de la avenida Bucareli que un grupo de profesores de la CNTE, opositores a la reforma educativa, mantenía en ese lugar.
Por fin, el Parlamento Panafricano —órgano consultivo— se atreve a aprobar la prohibición de la mutilación genital femenina —infame práctica de la que desde tiempo inmemorial han sido víctimas millones de mujeres en el continente negro— en los 50 estados miembros de la Unión Africana. Tardará mucho todavía en erradicarse esa atrocidad, pero este paso contribuirá a ello.
Sidi Mohamed Daddach, llamado “el Mandela saharaui”, estuvo preso durante 25 años, 14 de ellos pesando sobre él una condena a muerte, y todo ese tiempo sometido a torturas y sufrimientos terribles, por oponerse, pacíficamente, al “apartheid” que practica el gobierno marroquí contra el pueblo saharahui desde hace casi medio siglo. Perseo reproduce una semblanza de su vida y acciones.
Betsy Davis, de 41 años, aquejada de esclerosis lateral amiotrófica (ELA), que la tenía condenada a una parálisis casi absoluta, dispuso su muerte, mediante suicidio asistido, después de una alegre fiesta con sus familiares y amigos, mirando por última vez la puesta del sol desde una colina en Ojai, California, EEUU. Hace poco, California se convirtió en la cuarta entidad estadounidense —después de Oregon, Washington y Vermont— en aprobar el suicidio asistido a quienes padecen una enfermedad incurable si se cumplen determinados supuestos y circunstancias.
Ha fallecido Carmen Lafuente Rubio, llamada La Rosa número 14, quien fue compañera de cárcel de las jóvenes fusiladas por el régimen franquista en agosto de 1939, conocidas como Las Trece Rosas. Estuvo encarcelada durante 16 años después de la masacre de sus compañeras, jóvenes de entre 18 y 29 años, acusadas de “atentado contra el régimen”, quienes fueron ejecutadas sumariamente después de varios meses de sufrir prisión y torturas.
Albert Einstein, en una de sus facetas menos conocidas, nos explica por qué el socialismo —el ideal, no el “real” que han practicado diversos regímenes totalitarios a lo largo y ancho de la Tierra y de la historia— puede ayudarnos a superar la nunca tan dominante como ahora “fase depredadora” del desarrollo humano.
Amílcar Paris Mandoki, en “Feminazis” vs. Machistas, nos explica que llamar “feminazis” a algunas feministas es una maniobra para descalificar injustificadamente a un movimiento legítimo que, a diferencia de lo que hizo el nazismo, no representa ninguna amenaza real, material, concreta para los hombres.
Elote Jurídico nos comparte cinco videos en los que Isamar Witker, con su acostumbrada gracia y claridad, nos habla sobre (1) la violencia contra las mujeres; (2) las infracciones y los accidentes de tránsito; (3) la reforma educativa y la educación; (4) el uso de la fuerza y los deberes de los policías en las manifestaciones de los maestros que se oponen a la reforma educativa, y (5) la violencia que nos aqueja, que no solamente procede de la corrupción, el gobierno y el crimen organizado, sino que también se practica frecuentemente en la vida cotidiana de las personas comunes.
Perseo, en clásicos, recuerda a Renato Leduc, el vate bohemio mexicano, a veinte años de que se fue, con un poema tierno y triste, Alusión a los cabellos castaños, discordante de su más conocida vena satírica y erótica; y continúa recordando a Cervantes y Shakespeare en el cuatricentenario de su partida, ahora con sendos sonetos de ellos — Cuando Preciosa el panderete toca… y 14—.
La ONU, la Corte Interamericana de Derechos Humanos, Amnistía Internacional, Human Rights Watch, la CNDH y la Suprema Corte de Justicia de la Nación nos informan de sus resoluciones y actividades más importantes.
Cosas veredes nos lleva de nuevo al asombro y reflexión, esta vez sobre cuatro aconteceres sombríos del actuar humano.
El viaje termina, como de costumbre, con algunos pasajes más bien apacibles.
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