J. Antonio Aguilar V.
Así ha sido llamado el lapso de diez días —9 a 19 de febrero de 1913—en el que llegó a su culminación el acoso permanente de que fue objeto el gobierno legítimo y popular de Francisco I. Madero. La legitimidad y popularidad del Presidente no bastaron para protegerlo de los ataques del congreso y la oligarquía porfiristas, la prensa díscola y los antiguos partidarios resentidos.
Las rebeliones de Pascual Orozco y Félix Díaz en 1912 no habían sido más que anuncios estentóreos de lo que sucedería en ese febrero de 1913, triste y aciago para Madero y para México.