Distribución equitativa y oportuna de vacunas Covid-19.
Un imperativo ético y de derechos humanos
La amenaza global que ha implicado la pandemia de la Covid-19 y que, desafortunadamente, seguirá representando en los tiempos inmediatos para la salud y el bienestar de las personas, se ha traducido en el lamentable deceso de miles de vidas y la afectación económica y social en un número importante de países y personas que, además, han enfrentado diversos obstáculos para el acceso a medicamentos y equipo médico para hacer frente a la situación de emergencia que se vive.
Para lidiar con esta crisis global pronto se vislumbró, por organismos internacionales y diversos Estados Nacionales, la necesidad de vacunas contra la Covid-19, lo que propició que líderes mundiales exhortaran a la comunidad científica a acelerar los diagnósticos y tratamientos de dicha patología; impulsar la investigación, desarrollo y fabricación de las vacunas Covid-19 y garantizar su acceso equitativo para todos los países del mundo, sin soslayar el compromiso de los gobiernos de fortalecer su infraestructura médica. La solución fue la colaboración para la generación del Fondo de Acceso Global para Vacunas Covid-19, mejor conocido como COVAX por sus siglas en inglés (Covid-19 Vaccines Global Access), que constituye una alianza promovida por actores públicos (gobiernos y organismos internacionales) y el sector privado (fabricantes, científicos, organizaciones globales de salud y sociedad civil) con la finalidad de lograr, precisamente, un acceso equitativo a las vacunas que se produzcan contra el coronavirus, siendo uno de los pilares del acelerador de acceso a herramientas Covid-19 (ACT), que fue dado a conocer en abril de 2020 por la Organización Mundial de la Salud, la Comisión Europea y Francia en respuesta a la pandemia.
La importancia que representa esta Alianza Global en un contexto de esperanza derivado del inicio del proceso de vacunación es indiscutible, sin embargo, lo cierto es que ha resultado insuficiente debido a la falta de apoyo de las principales potencias mundiales, a pesar de las expresiones individuales de apoyo que ha merecido dicha iniciativa por la mayoría de los países, y el privilegiar los contratos bilaterales para la adquisición de las vacunas lo que deja al margen a los países más pobres. COVAX representa un esfuerzo global para garantizar una distribución equitativa y oportuna de las vacunas disponibles y las que se aprueben con posterioridad.[1]
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