Tribunal Europeo de Derechos Humanos
Grabar con cámara oculta
a un empleado robando
viola su intimidad
No, el empleador no puede grabar de forma secreta en su puesto de trabajo a sus empleados. La decisión del Tribunal Europeo de Derechos Humanos es contundente, pero de poco le ha servido a las cinco mujeres españolas que apelaron a la alta instancia europea después de haber sido despedidas tras ser grabadas robando o ayudando a otros empleados a robar productos del supermercado en el que trabajaban como cajeras. Según ha explicado este martes la corte de Estrasburgo, todas las empleadas tuvieron un juicio justo, por lo que su despido es procedente. Aun así, el TEDH ha ordenado una indemnización de 4.500 euros a cada una de las demandantes, una cifra menor de la que estas pedían.
Los hechos se remontan a junio de 2009. Preocupada por las irregularidades entre los niveles de existencias y las cantidades vendidas, la gerencia de la cadena familiar de supermercados MSA decidió instalar cámaras en sus instalaciones. Pero mientras notificó a los trabajadores que había colocado cámaras a la vista, no les informó de que, a la vez, instaló otras ocultas, por lo que los empleados no fueron conscientes de que estaban siendo grabados también por estas. Sigue leyendo
Victoria contra el ruido a los 87 años
y después de dos décadas de batalla legal
Hubo una época en que en la plaza de Xúquer, en Valencia, una de cada dos plantas bajas era un bar, un pub o una discoteca. Ya era una zona de marcha cuando, en 1995, la Universidad de Valencia inauguró a pocas calles su mayor campus. Los universitarios hicieron del barrio territorio de marcha de jueves a domingo. Para los vecinos se convirtió en un infierno. “Yo ya vivía aquí y era insufrible. No se podía dormir. El ruido empezaba por la tarde y duraba hasta pasadas las seis de la mañana”, afirma Andrés Morey, el abogado que junto a su hermano Joaquín ha logrado que por segunda vez el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo sentencie que el jaleo de aquel barrio violaba el derecho a la intimidad de sus habitantes.
Morey empezó su batalla judicial después de que su padre, también abogado y experto en derecho contencioso-administrativo, encontrara una sentencia en la que un letrado murciano, José Luis Mazón Costa, había conseguido una sentencia favorable contra el ruido por violación de derechos fundamentales. Sigue leyendo