Luis de la Barreda Solórzano
Todos sabíamos, dentro y fuera de Venezuela, que el juicio contra Leopoldo López no era sino una cruel farsa, una representación burda cuyo desenlace estaba determinado de antemano porque en ese país el poder judicial, como el resto de las instituciones del Estado, está al servicio incondicional del presidente Nicolás Maduro.
A la oposición se le han enviado otra clase de mensajes, nada subliminales, el más grave de los cuales es el asesinato durante un mitin del dirigente opositor Luis Manuel Díaz. La OEA y Unasur calificaron el asesinato como “herida de muerte a la democracia”. Días antes, Mauricio Macri, presidente electo argentino, rompiendo el vergonzoso silencio latinoamericano ante las fechorías del gobierno venezolano, anunció que solicitaría que éste fuera expulsado del Mercosur. Sigue leyendo→
El hartazgo y el coraje vencieron al temor natural producido por los embates intimidatorios de un gobernante enloquecido que se ha aferrado al poder como la hiedra a la pared
El presidente Nicolás Maduro amenazó abiertamente a los potenciales votantes de que, en caso de que el resultado de las elecciones legislativas le fuera desfavorable, saldría a la calle con las masas a defender la revolución bolivariana. Sigue leyendo→
Los mexicanos y los derechos humanos
¿Qué opinan los mexicanos de los grandes temas nacionales? Suelen difundirse los pareceres de gobernantes, expertos, columnistas, partidos, ONGs o agrupaciones gremiales, pero no los del grueso de la población.
Menos de dos de cada 10 habitantes creen el rumor de que las comisiones públicas de derechos humanos defienden delincuentes. La mayoría absoluta, está convencida de que esas comisiones defienden mucho o algo los derechos humanos. Solamente nueve de cada 100 mexicanos consideran que tales derechos se respetan suficientemente. 15 de cada 100 opinan que no se respetan en absoluto. Entre esos dos extremos una amplia franja afirma que se respetan poco o algo. Apenas cinco de cada 100 se consideran muy protegidos de los abusos de autoridad. Sigue leyendo→
Los avances del proceso civilizatorio suelen ser obra de minorías ilustradas que bogan a contracorriente de prejuicios ancestrales —cuyo origen se pierde en las penumbras— arraigados en amplias capas de la población. Uno de esos prejuicios, terca y nocivamente persistente, es el que da lugar a la homofobia.
En el Antiguo Testamento la homosexualidad es una abominación que amerita un severo castigo. El código levítico es contundente: “Si uno se acuesta con otro como se hace con mujer, ambos hacen cosa abominable y serán castigados con la muerte; caiga sobre ellos su sangre”. En el relato de Sodoma y Gomorra se presenta a los homosexuales con un apetito sexual desordenado, capaces de cualquier cosa con tal de satisfacerlo. Cuando los dos ángeles enviados por Yavé van a ver cómo están las cosas en Sodoma, se alojan en casa de Lot. Enterados los hombres de la ciudad, todos, jóvenes y viejos, rodean la vivienda exigiendo que les sean entregados los huéspedes para conocerlos (sexualmente). Por tanta depravación Yavé hizo llover azufre y fuego. Sigue leyendo→
En nuestro país la Suprema Corte de Justicia ha jugado un papel decisivo al declarar inconstitucionales las normas que no permitían el matrimonio entre personas del mismo sexo o la adopción de menores por parejas homosexuales. ¿Pero qué piensan al respecto los mexicanos?
La cuarta parte de la población estaría de acuerdo en que se penalizaran las muestras públicas de homosexualidad ¡como en regímenes fundamentalistas que se rigen por la sharía! Tres de cada 10 no tolerarían que su vástago manifestara que es homosexual, y cuatro de cada 10 que usara vestimenta del sexo opuesto o solicitara cambiar de sexo. Menos de tres de cada 10 están de acuerdo con el matrimonio entre personas del mismo sexo. Sigue leyendo→