Ganó la libertad, no la mota

México está viviendo muchos cambios legales. Los derechos humanos en las normas mexicanas están moviendo toda la estructura del Estado. Esto quiere decir que los ministros, los jueces, magistrados y demás administradores de justicia deberán, en todo momento, reconocer y proteger los derechos humanos de los ciudadanos Es decir que podrás ir a los tribunales e iniciar juicios, si tu libertad, tu vida privada, tu casa, tu propiedad, tu salud, tu modo de vida, tu ambiente, tu tranquilidad es afectada o dañada por lo que hagan las autoridades, otras personas, o el mismo Estado. Esto es producto de la reforma del 2011. La cual implica, entre otras cosas, que el Estado no te esté jodiendo la vida y no se meta en asuntos que no le corresponden. Hemos nacido, crecido y vivido dentro de un Estado de prohibición. Con los derechos humanos esto cambia. El problema es que lo que abrió el debate e inició esta transición es un tabú. Me refiero a la marihuana. Todo lo que se está viviendo en el mundo del derecho y en la sociedad mexicana en torno a la mota (más allá del bien o del mal) es una línea entre los asuntos que le corresponden al Estado y los asuntos y decisiones que toman los ciudadanos sobre su cuerpo y estilos de vida. En los cuales, el Estado no tiene por qué decidir, ni por qué meterse. Independientemente de estar a favor o en contra de esta hierva. Es necesario ver el resultado de la suprema corte como un logro a la libertad individual de los mexicanos. Ya que lo que hicieron este grupo de personas se pude extender o aplicar no solo al tema de la marihuana, sino a muchas otras cosas de la vida cotidiana de todos nosotros. Se pueden hacer miles de amparos pidiendo la protección de los diferentes derechos humanos que tienen los ciudadanos. Gracias a la reforma del 2011 y la nueva ley de amparo; Estas normas, abren un abanico de posibilidades para que los ciudadanos impidan arbitrariedades, caprichos y abusos de personas con un poco de poder. El chiste está en que los abogados y tribunales estén actualizados y usen estas nuevas herramientas de protección en los juicios y rompan las costumbres del sistema judicial. Es importante reconocer que muchas de las sentencias que se generen a raíz del tema de los derechos humanos, serán, de cierta forma, contraculturales y algunas veces mal vistas por la población. Ponte a pensar, ¿qué haces tú en tu vida diaria o privada que el Estado no te deje hacer, te limite, o te prohíba? Es importante que sepas que parte de la esencia y corazón de los derechos humanos, es el respeto del entorno y de la vida de las demás personas. En otras palabras, se puede decir que: mientras te “dañes” tú solo y no dañes a los demás, el Estado no tiene por qué meterse ni estar molestándote en el tipo de vida que elijas vivir. Evidentemente podrá crear regulaciones y restricciones en torno a estos derechos y proteger a los niños y/o evitar que las personas que no compartan tus mismos gustos o preferencias, sean afectadas o se sientan agredidas por las decisiones que tomes sobre tu vida, tu cuerpo, tu libertad, etcétera… Un Estado moderno y democrático habla de prevención y no de prohibición. El tapar el sol con un dedo y prohibir conductas en la sociedad, no ha traído ningún tipo de beneficio social, ni ha garantizado que la gente efectivamente deje de hacer las cosas. Al contrario, las realizan y los administradores de estas conductas prohibidas en muchos casos, son delincuentes y/o personas comunes, nunca el Estado. Está en manos de los ciudadanos informarse, organizarse y exigir que estos cambios legales realmente sucedan. Es responsabilidad de todos hacer que las nuevas herramientas legales de protección funcionen y las cosas en el país cambien.

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