En una playa llena de gente, un sujeto en la orilla empieza a gritar:
– ¡Una ballena! ¡Una ballena!
La gente espantada sale corriendo del mar. En eso, un hombre se acerca al sujeto, mira al mar y le dice:
– Pero compadre, ¿qué ballena ni qué ballena? No hay nada, solo son dos botellas de vino.
A lo que el sujeto responde:
– Así es, compadre, ¡Pero una va llena!
***
Un hombre lleno de incertidumbre escribió en una pared:
“Solía ser un indeciso, pero ya no estoy tan seguro de eso”.