Carlos G. Vallés[2]
Informe de la tripulación de la nave espacial procedente de la Vía Acuea al final del estudio telemétrico realizado sobre el planeta Tierra con vistas a establecer un contacto intercultural si éste se considera posible y favorable:
Hemos llevado a cabo la exploración que se nos encargo, y hemos podido observar de cerca sin ser observados, gracias a nuestras cortinas supersónicas, y la superficie entera del planeta Tierra y los cambios que tienen lugar en ella, cambios que creemos son debidos a su mayor o menor distancia de la estrella central de su sistema, de la que recibe luz y calor. Después de observaciones y pruebas repetidas, hemos llegado a la conclusión de que existe vida vegetal y animal en el planeta Tierra, y hay en el una gran variedad de seres vivos que hemos pasado a estudiar con detalle. La especie más influyente parece ser la de unos bípedos de piel lisa que viven en colonias con una rígida organización.
Los dichos seres habitan en hormigueros altos, de forma generalmente rectangular, con celdas individuales para cada subgrupo o, en algunos casos, para cada individuo.
De esas celdas salen todos aproximadamente a la misma hora, y aparecen revestidos de caparazones de diversos colores, aunque todos obedecen a un patrón general que cambia con las estaciones.
Después de entrar en unas cápsulas con superficie que se apoyan en cuatro ruedas que se agrupan en líneas apretadas a lo largo de canales cuidadosamente trazados y avanzan lentamente durante largo rato en direcciones contrarias, conducta extraña cuya razón no hemos podido averiguar. Esas maquinas producen grandes ruidos y humos, que, según nuestras conjeturas basadas en la frecuencia y cantidad de esos humos, parece ser la atmósfera que necesitan respirar para sobrevivir, y por eso la renuevan constantemente.
Por lo que toca a los ruidos, también parecen una comunicación prevocalizada destinada a mantener el contacto con el grupo mientras cada uno esta en su cápsula.
Al cabo de un tiempo en el mismo día, se invierte el proceso, y las cápsulas vuelven a los hormigueros de donde habían partido. Una vez en ellos, por lo que hemos podido observar a través de las ventanas, se acomodan ante una pequeña pantalla, que no falta en ninguna celda, y en la que aparecen sombras y luces al mando de un botón. Es posible que esa sea la manera que tienen de alimentarse, y por eso no pueden pasarse sin ella.
Hemos estudiado con especial interés, la forma que tienen de gobernar sus colonias, la elección de la cabeza de la colonia es un proceso largo y complicado que lleva mucho tiempo. Durante una larga temporada en cada colonia, toda la vida de la colonia parece concentrarse en ese solo hecho, como sí del dependiera el futuro de la colonia.
Esto contrasta con el hecho de que, en cuanto hay un nuevo cabeza de la colonia, a nadie parece importarle nada, y existe la convicción casi totalmente extendida de que en el fondo casi todos son lo mismos. No nos hemos explicado tal despliegue de energía por una administración tan rutinaria.
Otro fenómeno extraño que hemos observado es que con frecuente regularidad se reúnen en grandes multitudes de bípedos en unos enormes anfiteatros escalonados desde donde observan a un reducido numero de ellos que ejecutan rápidos movimientos, difíciles de explicar, en torno a un objeto, generalmente esférico, de mayor o menor tamaño, y dan muestra de una gran excitación mientras dura el extraño rito.
Quizá tenga alguna relación con el ciclo sexual de la especie, pero no hemos conseguido confirmar estas hipótesis.
Lo más inexplicable de todo lo observado es el hecho que hemos comprobado una y otra vez, en medio de nuestro más aturdido asombro, de que dichos bípedos se atacan unos a otros sin razón o motivo alguno que parezca poder justificar tal agresión y eso a veces entre individuos o a veces entre grupos, y a veces entre clanes enteros por largos periodos.
Nada hay en nuestros propios conceptos que pueda explicar tan absurda conducta.
Por todas estas razones pues, hemos llegado a la conclusión definitiva de que los bípedos de piel lisa no son seres racionales, que la inteligencia aun no se les ha desarrollado en el planeta Tierra, que tardara aun muchas edades cosmológicas en aparecer, y que por consiguiente, es inútil hablar de un contacto cultural con los seres que hoy habitan la Tierra.
Nuestra misión ha terminado. Ω
[1] Tomada de Salió el sembrador. 2ª. reimpresión. Ed. San Pablo. Bogotá. 2002. p. 20.
[2] (1925) Jesuita, misionero, matemático, educador y escritor español.