“Para casi cinco millones de palestinos que viven bajo la ocupación, la degradación de su suministro de agua, la explotación de sus recursos naturales y el deterioro de su medio ambiente, son síntomas de la falta que tienen de cualquier control significativo sobre su vida cotidiana”, dijo Michael Lynk en un informe presentado al Consejo de Derechos Humanos en Ginebra. Según el relator especial*, Israel utiliza los recursos naturales del territorio palestino ocupado “como un país soberano usaría sus propios activos, con consecuencias sumamente discriminatorias”.
El informe, que se centra en el impacto de la ocupación en el medio ambiente y los recursos naturales, señala que las personas que viven bajo la ocupación deberían poder disfrutar de una gran cantidad de derechos humanos consagrados en el derecho internacional, a fin de proteger su soberanía sobre su riqueza natural.
El agua, una violación sistemática
Sin embargo, las prácticas israelíes en relación con el agua, la extracción de otros recursos y la protección del medio ambiente plantean serias preocupaciones.
“Con el colapso de las fuentes naturales de agua potable en Gaza y la incapacidad de los palestinos para acceder a la mayoría de sus fuentes en Cisjordania, el agua se ha convertido en un símbolo potente de la violación sistemática de los derechos humanos en el territorio palestino ocupado”, agrega el relator especial.
Lynk explica que, a partir de 2017, más del 96% del acuífero costero de Gaza, la principal fuente de agua para los residentes de Gaza, se ha vuelto inadecuado para el consumo humano, entre otras razones, debido a la extracción excesiva para dar de beber la población extremadamente densa de Gaza y la contaminación con aguas residuales y agua de mar.
Además, “el bloqueo de 12 años de Israel y las guerras asimétricas que han dejado la infraestructura de Gaza gravemente paralizada y con una escasez de electricidad casi constante”.
En cuanto a Cisjordania, el experto destaca que Israel extrae riquezas naturales y minerales del Mar Muerto, que se encuentra en parte en la zona ocupada, para su propio beneficio, mientras que a los palestinos se les niega el acceso a estos recursos.
“Los estados están obligados a garantizar que el disfrute de los derechos humanos no se vea afectado por los daños ambientales, y a adoptar marcos legales e institucionales que protejan contra cualquier daño ambiental que interfiera con el disfrute de los derechos humanos”, dijo Lynk.
Además, existe una seria preocupación sobre la práctica de Israel de eliminar desechos peligrosos en las llamadas “zonas de sacrificio” en Cisjordania. El impacto de las prácticas de Israel puede ser sentido no solo por los palestinos, sino también por los israelíes y otros en la región.
La situación humanitaria casi catastrófica
El informe también cuestiona el uso continuo de fuerza excesiva por parte de las fuerzas de seguridad israelíes contra los manifestantes en Gaza y la situación humanitaria cercana a la catástrofe en el territorio causada por el bloqueo.
Otros temores más son el destino de las familias palestinas en Jerusalén Este, de las que casi 200 corren el riesgo de desalojo forzoso, y la preocupación por los crecientes ataques a los defensores de los derechos humanos.
“Debemos entender que estos problemas y violaciones bloquean cualquier camino visible hacia la autodeterminación de los palestinos y conducen a un futuro más oscuro que anuncia el peligro para ambos pueblos”, concluye el relator. Por otro lado, la Comisión Independiente de las Naciones Unidas encargada de investigar las protestas en territorio palestino acontecidas durante el año pasado ha instado a Israel a revisar sus reglas de combate antes de que comiencen este año de nuevo las manifestaciones contra la ocupación en la llamada Gran Marcha del Retorno.
La revisión debería garantizar que Israel actúa de acuerdo con las normas de las leyes internacionales.
Dinero para los heridos
También este lunes se ha anunciado que la Organización Mundial de la Salud ha pedido 5,3 millones de dólares para poder seguir operando a los miles de heridos habidos durante las protestas del año pasado.
“La necesidad de cuidados de traumatología en Gaza es inmensa. Cada semana siguen llegando pacientes que necesitan tratamientos complejos y largos”, explicó el director de la Organización para los territorios palestinos ocupados.
Desde marzo de 2018, más de 29.000 personas han resultado heridas, con más de 6500 que recibieron disparos de las fuerzas de seguridad israelíes y tienen heridas que requerirán cirugía y rehabilitación.
La OMS teme que el aniversario de las protestas, este 30 de marzo, pueda dejar más víctimas que necesiten cuidados y rehabilitación.
Fuente:
https://news.un.org/es/story/2019/03/1453031
(26/03/2019)