La República amorosa

Los asesinos que han secuestrado, mutilado, degollado, desollado o quemado vivas a sus víctimas se volverán bondadosos una vez amnistiados, al llamado del líder a construir una República amorosa en la que todos los crímenes serán perdonados. No retomarán la senda criminal. Devolverán las estratosféricas sumas que han acumulado con sus negocios criminales. Se contagiarán del amor que invadirá todo en el renacer del país.

            El presidente mexicano convencerá al presidente Donald Trump de que persuada a los consumidores de drogas en Estados Unidos de que dejen de ingerir esas sustancias a pesar de que la mariguana ya puede ser vendida y adquirida legalmente en ese país.

            Los ninis dejarán de serlo, pues el Estado les proporcionará empleos como aprendices en talleres, empresas, comercios y otras actividades productivas del campo y la ciudad, para lo cual erogará 100 mil millones de pesos anuales. Los estudiantes pobres recibirán becas, lo que tendrá un costo de ocho mil 640 millones de pesos al año. A los adultos de edad avanzada —adultos mayores les llama el lenguaje políticamente correcto como si hubiese adultos menores— se les duplicará la pensión.

            Los linchamientos no serán objeto de investigación alguna ni se ejercerá acción penal contra los linchadores, pues con los usos y costumbres del pueblo bueno, con el México profundo, más vale no meterse.

            Serán sustituidos los servidores públicos de todas las instituciones, pues todos ellos forman parte de o sirven a la mafia en el poder. Sus puestos de trabajo serán ocupados por ciudadanas y ciudadanos que en la elección presidencial hayan votado por la República amorosa.

            Los servidores públicos que primeramente serán expulsados de sus empleos serán, desde luego, los de los institutos y los de los poderes judiciales electorales. Los nuevos calificadores de las elecciones nunca admitirán resultados que no sean favorables al pueblo bueno.

            Las cuestiones más relevantes para la vida pública del país serán sometidas a consulta mediante una encuesta cuyo diseño, metodología y procesamiento no se darán a conocer, pero serán totalmente confiables.

            Se echará abajo la Reforma Educativa y la política pública en la materia será diseñada por los líderes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), los que, en recompensa, podrán heredar plazas y concederlas dobles y hasta triples a sus afiliados más fieles. Ningún profesor será evaluado porque ésa es, como ha señalado reiteradamente la CNTE, una medida represiva que agrede al magisterio.

            Se mantendrá bajo reserva toda la información relativa a las obras públicas. Se cancelará el proyecto tecnócrata de nuevo aeropuerto internacional sin importar el avance en las obras ni la pérdida de una fuente de empleo que beneficia a miles de familias.

            Los funcionarios públicos no estarán obligados a acatar las resoluciones de los juicios de amparo si el acto de autoridad violatorio de derechos es benéfico para el pueblo bueno. Los jueces que en esos casos otorgan a los quejosos la protección de la justicia federal forman parte también de la mafia en el poder.

            El gobierno estará al servicio del pueblo bueno, no de los pirrurris ni de los señoritingos cuya piel blanca delata que jamás les ha pegado un solo rayo de sol, porque jamás se han codeado con ese pueblo.

            Se estrecharán relaciones con la revolución bolivariana de Venezuela por las afinidades ideológicas con el régimen de Nicolás Maduro que tiene en la cárcel a más de 400 pirrurris y alienta las acciones de los escuadrones al servicio de la revolución, los cuales han dado su merecido a los enemigos del pueblo bueno que se manifiestan contra el régimen.

            Los lugares para los alumnos en las universidades que abra el gobierno no serán asignados por las calificaciones obtenidas en un examen de selección, sino que se sortearán, pues el azar suele ser más justo que los méritos, ya que éstos están determinados por el origen de clase, los privilegios o las desventajas generados desde la cuna.

            Se donarán a la Iglesia católica terrenos de extensiones considerables. Esas donaciones mostrarán inequívocamente el aprecio del gobierno por las creencias del pueblo bueno.

            Al fin el pueblo bueno será feliz.