¿Se justifica la crueldad, a veces?1

Jesús Mosterín

Desconfío mucho de las tradiciones de la crueldad aborrecidas por el resto del mundo y defendidas con chulería por los castizos locales de turno. Si estás en África y criticas el que corten el clítoris a las adolescentes, siempre hay algunos que te acusan de mentalidad colonialista, porque pretendes aplicar los valores europeos a unos pueblos que son distintos, que tienen derecho a tener sus propios valores y sus propias tradiciones culturales, incluida la ablación del clítoris. Todo esto es absurdo. Dos y dos son cuatro. Y si vas a un país donde te dicen que dos y dos son cinco, pues no, se equivocan. Son cuatro en todas partes. Si tú cortas el clítoris a una adolescente o si torturas a un animal, humano o no humano, simplemente por diversión, eso es una salvajada. Es un ejemplo paradigmático de lo que es el mal, de lo que la ética y la moral critican. Aunque la discriminación de los negros, o el maltrato a las mujeres, o las corridas de toros sean tradicionales en ciertos sitios, estas prácticas son injustificables ante la reflexión ética, que siempre es universal. En relación a este tipo de tradicionesel progreso cultural y moral de los países donde perduran consiste en abolirlas y en liberarse de ellas.

      Darwin hizo su famoso viaje en el Beagle alrededor del mundo, que duró cuatro años, uno de los cuales lo pasó en la Patagonia. Allí, en el extremo sur, detrás del canal que ahora se llama del Beagle, está la Tierra de Fuego. A los indígenas se les llamaba fueguinos. Darwin los visitó y se quedó horrorizado por su crueldad. Dentro de su propia familia se ayudaban unos a otros, se querían, eran tiernos y solidarios. Pero cuando tropezaban con alguien de otra tribu, inmediatamente se liaban a golpes. Al perdedor se lo llevaban arrastrado por los pelos a casa, donde lo entregaban a los niños para que se divirtiesen sacándole los ojos. No les daba la más mínima pena y se reían cuando la víctima chillaba. También le había impresionado el maltrato que se daba a los esclavos en Brasil. Darwin llegó a la conclusión de que la compasión solo se aplicaba originariamente a los parientes más próximos. Sentíamos su dolor como nuestro, pero no el de los otros. Con los demás había una relación de guerra casi constante. Decía Darwin que el progreso moral posterior había consistido en la expansión del círculo de la compasión para abarcar primero a los vecinos, luego a los de la misma etnia y más tarde a los del mismo sexo, o raza, o país. Pensaba que esta expansión debería continuar hasta llegar a su lógica conclusión, es decir, hasta que el círculo de la compasión abarque a todas las criaturas capaces de sufrir. Ω


[1] Fragmento de: Jesús Mosterín: «Una filosofía al margen de la ciencia es la cosa más aburrida y menos sexy que uno pueda imaginar» en: http://www.jotdown.es/2013/10/jesus-mosterin-una-filosofia-al-margen-de-la-ciencia-es-la-cosa-mas-aburrida-y-menos-sexy-que-uno-pueda-imaginar/ (título puesto por el editor).