Sobre la felicidad, por Séneca (fragmento)

Capítulo IX

«Pero tú —se me dirá— tampoco practicas la virtud por otro motivo, sino porque esperas de ella algún placer.» En primer lugar, si bien es verdad que la virtud proporciona placer, sin embargo, no es ésa la causa por la que se busca; porque no solamente proporciona deleite, no solamente proporciona placer y trabaja para éste, sino que su trabajo, aunque su intención vaya encaminada hacia otros fines, conseguirá también el deleite. Lo mismo sucede en el campo, en el que, a pesar de haber sido roturado para la siembra del trigo, nacen algunas flores que se entremezclan con éste y, sin embargo, no se gastó tanto trabajo con el fin de que nacieran estas pequeñas hierbas, que además no se sembraron: otro fue el propósito del sembrador y le sobrevino esto; de la misma manera también, el placer no es la recompensa ni la causa que nos mueve a practicar la virtud, sino que es algo accidental a ella: nos agrada, no porque deleite, sino que, porque nos agrada, deleita. El supremo bien está en el juicio mismo y en el hábito de la mejor intención: ésta, tan pronto como ha colmado su círculo de expansión, ciñéndose a sus propios fines, termina su misión y consigue el bien supremo sin aspirar a nada más. El todo contiene todas sus partes y ninguna se encuentra fuera de él; no es menos verdad que tampoco habrá nada más allá del fin. Por consiguiente, te equivocas cuando preguntas cuál sea la finalidad que me mueve a buscar la virtud: es como si quisieras conocer algo que pudiera existir por encima de lo supremo, más allá del fin. Me preguntas ¿qué es lo que pretendo de la virtud? Ella misma; porque nada tiene que sea mejor: ella es la recompensa de sí misma. ¿Es que te parece poco? Cuando .te haya dicho que el supremo bien constituye el vigor y la providencia de un espíritu inquebrantable, su sagacidad, la salud, la libertad, su concordia y elegancia, inmediatamente después de haber conocido esto, ¿exigirás ahora algo mayor a lo que estas cosas se refieren? ¿Por qué me nombras el placer? Busco el bien del hombre, no del vientre, que tiene mayor capacidad entre las bestias y el ganado.

Fuente:
Séneca. Sobre la felicidad, 5ª edición. Madrid, editorial Edaf, 2002.